Hay quienes tiran piedras porque no encuentran otra forma de defenderse frente a al abuso y la tiranía, aunque ninguna de ellas les devuelvan la justicia que reclaman y necesitan. Hay quienes la tiran piedras queriendo demostrar su fuerza, dejando atónitos a los allí presentes. También los hay quienes, en nombre de ellos mismos, de Dios, o de quien sea, tiran piedras para ocultar su vergüenza, en un gran acto de hipocresía. Son éstos últimos a quienes debiéramos prestar más atención. Quizá esté yo entre ellos, o tú. No son piedras "al uso", son más depuradas, que no manchan las manos, que no indican la dirección, y por tanto no sabemos de donde vienen, solo sabemos a donde van. Buscan hacer daño igual, incluso más, y cantan victoria cuando dan en su objetivo, ocultando esa doble moral e hipocresía de quienes presumen de su "fina puntería". El engaño, la manipulación, los rumores, el ocultamiento, las acusaciones falsas,... Son entre otras, "esas finas piedras" de las que hacemos gala sin a penas despeinarnos.
Nos llevamos las manos a la cabeza, ¡y con razón!, cuando llegan hasta nosotros noticias de dilapidamientos de mujeres en otros paises, quizá demasiado lejanos,... nos parece imposible, brutal, medieval,... Y sin dejar de denunciar y apoyar a organizaciones, como Amnistía Internacional, que nos han ayudado hacer consciente de un problema social de los que nadie queremos saber, hoy quisiera que prestáramos atención a esas piedras "más sutiles", de cuyos lanzamientos podemos formar parte.
Una invitación, no solo a ser honestos y críticos, sino a reutilizar "esas piedras" para construir puentes, acercar posturas, llegar al abrazo, como la mejor "arma" universal. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario