Nos recuerda que las normas no son suficientes, y mucho menos el último referente. Casi siempre se quedan cortas.
Hoy una invitación a ir más allá de las normas, de su efecto pseudo-tranquilizador y de esa aparente seguridad a la que deseamos agarrarnos como una tabla de salvación.... Y superar el peligro que tienen de anestesiarnos nuestra capacidad de preguntarnos y buscar la plenitud de nuestras relaciones.
¿Acaso entre personas que se quieren necesitan normas?¿Desde cuando la observancia o cumplimiento contribuyen a relaciones más humanas?
Las leyes y las normas que no estén sujetas a los códigos del amor como último referente, acaban pervirtiendo lo humano y se venden a los intereses torcidos de quienes buscan solo el poder.
Hoy una invitación a buscar la complicidad del amor, en nuestras miradas, en nuestros gestos más cotidianos y en nuestra manera de tejer relaciones. Gracias.
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