viernes, 14 de junio de 2013

EL DESEO DE LO AJENO

Pervierte nuestra mirada, corrompe nuestras acciones, y esconde nuestras intenciones. El deseo de lo ajeno está en la base de nuestras engaños, manipulaciones, y violencias. Nos dificulta seriamente nuestra felicidad, en esa insaciable comparativa, donde lo de los demás siempre nos parece mejor. Este deseo  nos impide aceptar nuestra realidad cotidiana con sus limitaciones, carencias naturales, y valorarlas en su justa medida.
La codicia, el poder, el prestigio,o el éxito sin esfuerzo, nos introducen en atajos y senderos tortuosos, como la envidia, que alimentan vorazmente ese deseo de lo ajeno. En plena crisis tenemos, por desgracia, demasiados ejemplos de personas públicas (políticos , famosos,...) enredadas por ese deseo absurdo por lo ajeno. 
¿El antídoto?... La sencillez de la vida, que nos invita a trabajar cada día desde nuestras potencialidades y desde el compromiso de ofrecer lo mejor de cada uno.  Esa sencillez que nos lleva a esforzarnos por el bien común y que nos permite disfrutar de las pequeñas cosas de cada día. 
¡Es posible!, es cuestión de caminar en esta dirección, de insistir, de levantarse de las caídas,  y de renovar el empeño, que nos abrirá a una felicidad secreta, cargada de un paz interior, que nos dará fuerzas para afrontar las dificultades de cada día. Gracias.

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