domingo, 22 de septiembre de 2013

EN LAS PEQUEÑAS DISTANCIAS

Algo no funciona bien si nuestro único horizonte es tener... Si nuestras aspiraciones más profundas se resumen en tener dinero, éxito, comodidades, o poder a toda costa, tenemos un problema, ¡y gordo!
Cuando la codicia y la avaricia se hacen dueño de nosotros, el engaño, la apariencia y la superficialidad se convierten en sus hermanas mayores, empequeñeciendo a la persona.
El ser humano es más complejo que todo eso, en nuestro ser profundo hay necesidad de más sentido y dignidad. Y no hay tarjeta de crédito que pague eso. Acostumbrados últimamente a las dinámicas de trapicheos, mentiras, y ocultamientos, a la que nos tienen sometidos algunos personajes públicos (¡menudo ejemplo!), podemos llegar a pensar que aquí, ¡sálvese quien pueda!
Pues me gustaría acabar el día, recordando que, quien es de fiar en lo poco, también lo es en lo mucho. Así pues, una invitación a cuidar las relaciones a corta distancia, a fomentar en lo cotidiano esa transparencia y honestidad, que tanto anhelamos. Una apuesta por tejer relaciones capaces de buscar el bien común y aportar ese plus de humanidad, que tanto necesitamos. Pasemos de la astucia a la autenticidad, que despierte esa confianza en nuestros semejantes, tan amenazada. Esto requiere un compromiso cotidiano en favor de las personas con las que compartimos tareas, preocupaciones, y proyecto. Pero sobretodo, una sensibilidad especial en favor de quienes peor lo están pasando a nuestro lado, y así quizá, dejemos espacio para descubrir Dios en nuestra vida. ¡Animo y gracias! 

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