miércoles, 8 de enero de 2014

EL PLACER DE COMPARTIR...

Podríamos pensar que les toque a otros, que nosotros no estamos preparados, incluso pensar (¡erróneamente, por supuesto!) que no tenemos nada que ofrecer... Algunos pensarían que somos demasiado jóvenes, otros quizá que son demasiado viejos, ¡yo que sé!, cualquier excusa es buena para mirar para otro lado... Pero entonces, nos perderíamos la experiencia del placer de compartir, lo que se siente cuando uno aporta  algo de sí mismo para que la vida de otro vaya mejor.
El milagro de compartir no pide imposibles, solo pide pensar en el bien común y ofrecer parte de lo que tienes para quienes lo necesitan para recuperar esa dignidad robada.  Compartir es ese acto sencillo que rompe la indiferencia y te convierte en un ser más social, responsable y humano.
Compartir solo depende de ti, podemos poner excusas y mirar para otro lado, pero aún así, sabemos que depende de cada uno. Cuando compartimos no solo damos, sino que nos entrelazamos nuestras vidas con la suerte de quienes compartimos. Es un sencillo gesto de fraternidad, de humanidad. Así experimentamos la solidaridad a pequeña escala alentando la confianza en el ser humano y despertando la simpatía por quienes lo están pasando peor que nosotros. Nos hacemos corresponsables de este mundo maltrecho, aportando nuestro granito de arena para hacerlo más habitable.
Compartir alegra el día de quien ofrece y de quien recibe despertando la necesidad de esa cadena de favores tan necesaria que puede humanizar más nuestros mundo, nuestro día. Así pues, ¡compartamos!, no renuncien a este placer. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario