jueves, 13 de febrero de 2014

CUANDO LA VIDA HABLA POR SI SOLA...

Hay personas que son auténticos ángeles, cuyas vidas no necesitan ser explicadas ni justificadas, hablan por si solas. Hoy quiero hacer memoria de una de ellas, nuestro hermano Miguel Ángel Merino. No puedo menos que animaros a dar gracias a quienes le conocisteis y y tuvisteis la suerte de compartir con él la vida.

En medio de la fragilidad,
que nunca te fue ajena, más bien,
ha sido eterna compañera en el camino.
¡Gracias Miguel Ángel!, por tu vida entregada,
compartida, partida y repartida.

En la sencillez de quien supo encontrar
     en la humildad, su fuerza de vida,
     en el Amor, su fuente inagotable,
     en el perdón, una generosidad poderosa.
¡Gracias Miguel Ángel!, por combatir la tentación del poder con servicio.

En la fraternidad de quien supo dar lo mejor de sí,
sin ocultar, ni redondear,
     tejiendo lazos,
     curando heridas,
     ofreciendo tiempo, reflexión, presencia, cariño,...
¡Gracias Miguel Angel!, por recordarnos 
que cada día aprendemos a hacernos hermanos.

En el estudio y la reflexión,
servicio discreto y compartido,
     ampliando miradas,
     abriendo corazones,
     inspirando gestos.
¡Gracias Miguel Ángel!, por tu pasión por la Palabra,
acercándonos a Jesús y su proyecto.

En la fe compartida de quien nos descubrió
una Espiritualidad y Pedagogía Menesiana,
     hecha de lazos y misericordia.
     descubriendo en cada niño y joven esa presencia de Dios,
     que se nos regala, el mejor templo, el ser humano.
¡Gracias Miguel Angel!, por llevarnos de la mano 
y hacer visible el proyecto que un día soñó Juán Mª de la Mennais.

Hoy hacemos memoria de un hombre, que al estilo de Jesús, pasó por la vida haciendo el bien.

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