lunes, 24 de marzo de 2014

LA VIDA ES SAGRADA...

La de cada uno, la cotidiana, la de andar por casa,... relaciones, conflictos, reconciliaciones, heridas superadas y las todavía abiertas, ... Toda vida tiene algo de sagrado. Si algo voy aprendiendo de los encuentros de interioridad con los jóvenes, es precisamente esto, esa bondad escondida que les habita, que les hace levantarse cuando se caen, ofrecer lo que tienen para ayudar,  confiar en esa solución que otros no son capaces de ver, o quizá esa bondad que le permita descubrir en la voz de un desconocido esa palabra oportuna de ánimo ante el reto de la enfermedad...
La vida la vamos acogiendo como sagrada cuando intuimos y reconocemos, en uno mismo y en los demás, esos signos de bondad que nos impulsan a seguir adelante, a darnos a quienes más nos necesitan y a buscar el bien común por encima de intereses y privilegios.
Por más que la vida nos enrolle y nos golpee por sorpresa, Dios se nos regala infinito en  tantas personas, que nos recuerdan a cada momento, que no estamos solos.
Así pues, acojamos cada uno nuestra vida tal y como es, con toda su fragilidad y grandeza. Y contemplemos en ella todo lo que hay de oportunidad, de aprendizaje y de amor. Siempre hay motivos para el agradecimiento (en mi caso a Erlantz, cuyo compartir inspiró esta entrada al blog). Feliz semana y gracias. 

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