Hay dinámicas que nos encierran en nosotros mismos y refuerza una visión recortada del mundo. Son dinámicas de desconfianza, individualismo, y superficialidad, que nos meten en una burbuja, con sus efectos colaterales, que distorsionan nuestra percepción de la realidad.
1. Nuestras dificultades de cada día acabamos convirtiéndolas en problemas mundiales. Un fracaso, una decepción, una expectativa no cubierta,... nos absorben como auténticos agujeros negros, impidiéndonos ir más allá, y sobretodo, salir de uno mismo, de nuestro "micromundo".
2.Insensibilidad ante el sufrimiento ajeno que acontece a nuestro lado. Se nos atrofia la mirada y el corazón. Nuestra falta de empatía amenaza nuestra propia condición humana y no nos deja pensar que un día, puedo ser yo quien necesite un brazo tendido.
Mientras tanto, los acontecimientos se suceden, barreas, muros, detenciones ilegales, muertes de inocentes, indiferencia "de los estados miembros" (de una Europa así yo tampoco quiero formar parte), ...
El ser humano se construye saliendo de sí mismo, en relación con el otro. Nuestra felicidad se construye y se sustenta en relaciones auténticas y positivas con el otro. Sentirme útil, valorado y apoyado, y lograr que el otro también conforman un elemento básico de ese bien común deseado por todos.
Hemos de salir de "nuestra empanada mental", atender a esa continua llamada del Papa Francisco de "una Iglesia en salida" e ir al encuentro del otro... El otro más olvidado, más solo, más rechazado, más en peligro,...
Ante el olvido de los medios, la indiferencia ambiental, o las justificaciones irracionales, hemos de dar un paso al frente y apostar por gestos, acciones y compromisos de acogida que aseguren la dignidad y la integridad de quienes son ignorados en nuestras fronteras.
Más allá de las dificultades por las que todos atravesamos, tenemos muchos motivos de agradecer en nuestras vidas. Esto debe impulsarnos a ser quienes, en medio de este drama humano por el que están pasando miles de hombres y mujeres en nuestras fronteras, aportemos un valor añadido de humanidad, al estilo de Jesús de Nazaret.
Hagamos de nuestros hogares, de nuestras comunidades, espacios de acogida, lugares de encuentro. Hoy lo necesitan ellos, mañana podemos ser nosotros... Buen día.
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